Rito cristiano de la Cena Pascual
(Séder de Pascua)[1]

Muchos cristianos han hallado que la celebración anual de un rito cristiano de la Cena Pascual (el séder de Pascua) es una forma muy útil de celebrar la muerte y resurrección del Señor. Esta es una celebración optativa para la familia, un grupo de miembros de la comunidad o un grupo de amigos cristianos. Lo mejor es realizarla la noche del Sábado Santo o alguna noche de la Octava de Pascua, pero también es posible hacerla en algún momento de la Semana Santa.

Los preparativos para la cena, así como la ceremonia misma, tienen cierta complejidad. Por eso, lo mejor es participar primero en esta ceremonia antes de ponerse uno mismo a organizarla o dirigirla.

Instrucciones para el rito cristiano de la Cena Pascual

A menudo los cristianos olvidamos el hecho de que nuestra Pascua está profundamente arraigada en la celebración de la Pascua judía. La fiesta de Pascua que el pueblo judío celebra todos los años halla su cumplimiento en la muerte sacrificial de Cristo y su victoriosa resurrección. Nuestra observancia de la Cena de Pascua en el hogar puede por eso enseñarnos el verdadero significado del sacrificio redentor de Cristo, y resultar una forma muy apropiada de celebrar los acontecimientos que nos han traído la libertad.

Origen histórico de la Pascua y su cumplimiento

Orígenes en el Antiguo Testamento

La primera Pascua tuvo lugar en Egipto, mientras el pueblo de Israel estaba todavía en la esclavitud. En Éxodo 1–15 se nos narra la historia de la opresión de Israel en Egipto y su milagrosa liberación por mano de Moisés. En Éxodo 11–13 se nos cuenta la décima plaga que quebrantó la terca resistencia del faraón y le dio a Israel la oportunidad de salir libre. En esta plaga el Señor hizo morir a todos los primogénitos varones de la tierra de Egipto, excepto los de aquellas familias que hubieran rociado las jambas de la puerta con la sangre del cordero pascual; fue así como los primogénitos de Israel se salvaron. El Señor “pasó por alto” (= pascua) los hogares de los israelitas, pero hizo caer su juicio sobre los hogares de los egipcios.

Conmemoración en el Antiguo Testamento

En Éxodo 12–13 el Señor le ordena al pueblo de Israel observar la Pascua como celebración anual en conmemoración de su liberación de Egipto. Cada casa o familia debía sacrificar un cordero pascual, comer pan sin levadura y hierbas amargas, y regocijarse por la redención realizada por Dios. En 2 Crónicas se nos habla de las grandes fiestas pascuales celebradas por Ezequías (30:1-27) y por Josías (35:1-19). El pueblo judío ha venido observando las costumbres de Pascua hasta nuestros días.

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento nos enseña que Cristo ha dado cumplimiento a la Pascua (Juan 19:36; Éxodo 12:46; 1 Corintios 5:7-8). Su muerte y su resurrección, que ocurrieron durante los días de la Pascua, nos redimen de la esclavitud del pecado, la muerte, Satanás y el mundo. Su sangre, como la sangre del primer cordero pascual, protege al pueblo de Dios del ángel exterminador y rompe el dominio opresor de Satanás.

Conmemoración en el Nuevo Testamento

En la Última Cena, que probablemente fue una cena de Pascua, Jesús instituyó una costumbre mediante la cual sus discípulos habían de recordar y celebrar su muerte y resurrección (Lucas 22:7-38). Esta costumbre —la Cena del Señor o Eucaristía— es una cena pascual de la Nueva Alianza que conmemora el sacrificio del verdadero Cordero pascual y nos pone en una especial comunión con Dios.

La Pascua cristiana anual

Los primeros cristianos celebraban la Pascua como herencia del judaísmo, pero con su propio sentido cristiano. Ya que la muerte y resurrección de Cristo habían ocurrido durante la Pascua judía, la celebración anual de la redención realizada en la Nueva Alianza quedó para siempre ligada a la Pascua. Así como Cristo es el verdadero Cordero pascual, del cual los corderos sacrificados en Egipto no fueron sino un tipo o prefiguración, así también la fiesta cristiana de la Pascua es el cumplimiento del rito anual de la Antigua Alianza, en el cual se evoca y se celebra la liberación realizada por Dios.

Cumplimiento futuro

El cumplimiento final de la Pascua será en el Reino mesiánico (Lucas 22:15-16). La redención realizada en la muerte y resurrección de Cristo solo se manifestará a plenitud cuando él regrese de nuevo a juzgar a los inicuos (como fue juzgado Egipto) y a llevar a sus elegidos a su lugar de reposo eterno (la verdadera tierra de promisión). Entonces los discípulos de Jesús comerán y beberán a la mesa con su Mesías y se regocijarán juntos por su victoria (Lucas 22:28-30).

Los acontecimientos del Éxodo como tipos proféticos

Los maestros cristianos del Nuevo Testamento y de la Iglesia primitiva consideraban todos los acontecimientos principales del éxodo de Israel de Egipto como tipos (modelos, prefiguraciones) de la redención realizada por Dios en Cristo. Por ejemplo, el apóstol Pablo identifica el paso del Mar Rojo con el bautismo, y el don del maná y del agua en el desierto con la Comunión (1 Corintios 10:1-5). Esta es una manera muy útil en que los cristianos podemos comprender los acontecimientos preparatorios del Antiguo Testamento y sus cumplimientos en el Nuevo. En el rito cristiano de la Cena Pascual deben evocarse cada año los siguientes tipos

Egipto: Tipo del “mundo” alienado de Dios y encadenado en el pecado; también, tipo del pecado mismo y del modo de vida pecaminoso.

Faraón y su ejército: Tipo de Satanás y sus legiones malignas. 

La sangre del Cordero pascual: Tipo de la sangre de Cristo, que mantiene alejado al ángel de la muerte y compra la redención.

El paso del mar: Tipo del bautismo.

La columna de fuego y de nube: Tipo del Espíritu Santo y de la presencia de Cristo entre nosotros.

El maná del cielo y el agua que brota de la roca: Tipo de la Cena del Señor o                                               Eucaristía. 

La promulgación de la Alianza y de la Ley en el Sinaí: Tipo de la Nueva Alianza en la sangre de Cristo, y del derramamiento pentecostal del Espíritu Santo.

La entrada en la Tierra Prometida: Tipo de nuestra nueva vida en Cristo y de su consumación en la Nueva Jerusalén.

Sugerencias prácticas para el rito de la Cena Pascual

La atmósfera de un rito de la Cena Pascual debe ser gozosa y de oración. Debe haber mucha oportunidad para cantos y adoración espontánea. También debe haber momentos en que los niños y los adultos puedan hacer preguntas acerca de la Pascua y crecer en su comprensión de ella.

El rito de la Cena Pascual debe ser un asunto de familia. Por lo tanto, se debe estimular a los niños a participar tanto como sea posible. Si están presentes muchos niños pequeños (que aún no saben leer), el que dirige puede considerar la posibilidad de eliminar algunas de las lecturas optativas y los pasajes evangélicos que están entre corchetes. A los niños mayores se les puede incluir en el rito poniéndolos a leer los pasajes bíblicos, a desempeñar el papel del hijo menor, o a leer otras porciones del rito. El que dirige debe dar forma a la duración y contenido de su instrucción según la edad y capacidad de atención de quienes están presentes. Este rito de Pascua es flexible y abierto a ciertas modificaciones, si bien no se debe alterar su estructura y mensaje básico.

Para que el rito cristiano de la Cena Pascual tenga éxito, el que dirige debe invertir cierto tiempo en prepararlo. Debe estudiar el orden del rito, los pasajes bíblicos pertinentes y la presente explicación, y debe pensar bien cómo va a dar la instrucción sobre el pasaje de Deuteronomio 26. Debe decidir qué eliminar y qué añadir, quién va a leer cuáles partes, quién va a desempeñar el papel del hijo menor, qué cantos deben cantarse, y cómo va a fluir en la práctica la celebración. También debe familiarizarse con la forma en que está puesta la mesa y la colocación de los platos especiales del rito que contienen artículos tales como el pan sin levadura, las hierbas amargas y el jaroset (véase el siguiente glosario para obtener una explicación de esta palabra).

Glosario de símbolos y costumbres del séder

A fin de transmitir la riqueza de la Cena Pascual, el que dirige debe comprender los diversos símbolos y costumbres del séder. A continuación se da un breve resumen de los rubros más importantes:

Séder

La palabra “séder” significa “orden”, y se refiere al rito que se efectúa durante la cena pascual.

Bendiciones

La forma más común y más importante de oración judía es la bendición. Cada bendición comienza por lo general con las palabras: “Bendito seas, Señor Dios nuestro…”, y pasa a indicar en alguna forma el objeto que se está bendiciendo (a veces no es un objeto sino más bien una acción). En vez de pedirle a Dios que bendiga algo, los judíos le dan gracias a Dios por esa cosa y entienden que por ese medio la cosa ha quedado especialmente consagrada.

a)     Vino y pan

Son especialmente importantes las bendiciones del vino y del pan. La bendición inicial sobre el vino, llamada kiddush o santificación, precede a toda cena sabática o festiva, y proclama la santidad del día y lo consagra de modo especial al Señor. La bendición sobre el pan es la acción de gracias por la comida, siendo el pan el alimento básico tradicional que simboliza la comida entera.

b)      Las cuatro copas de vino

Cuatro veces se pasa alrededor de la mesa una copa de vino y se bebe de ella. (Se habla de “cuatro copas”, pero es una misma copa que se hace circular varias veces.) Las cuatro copas representan las cuatro expresiones principales de la liberación realizada por Dios en el libro del Éxodo: “los traeré”, “los liberaré”, “los redimiré” y “los acercaré a mí como nación”.

c)       La copa común y el pan

La misma copa de la que todos beben y el mismo pan que todos comen   expresan la unidad del pueblo, su hermandad como hijos de Abraham y coherederos de la promesa. También representan su participación en la bendición que se dice sobre el pan y el vino.

El cordero

El cordero representa al cordero que era sacrificado en el templo y comido por las familias judías en la tierra de Israel.                         Se derramaba toda su sangre; se observaba con esmero el mandato del Señor de que no había que quebrarle ningún hueso. Se asaba en una estaca de ramas de granado, en forma de cruz, y les recordaba a los judíos el cordero cuya sangre había salvado a sus antepasados con ocasión del gran Éxodo.

Pan sin levadura

Se le llamaba “pan de aflicción” porque se hacía solo con harina y agua. Representa el pan que hornearon los judíos durante su apresurada huida de Egipto, cuando no tuvieron tiempo de dejarlo crecer con levadura. Las tres piezas de pan sin levadura sobre el plato principal representan a las tres clases u órdenes de los israelitas: los sacerdotes, los levitas, y los israelitas laicos.

Hierbas amargas

Estar hierbas representan el amargo sufrimiento que soportaban los israelitas cuando eran esclavos en Egipto.

Jaróset

Mezcla de manzanas picadas, nueces, canela y vino, que con su color rojizo evoca la argamasa que usaban los judíos al construir los palacios y pirámides de Egipto durante sus siglos de trabajos forzados.

Hierbas verdes

Entremés característico usado en las comidas festivas en la antigua Palestina. Las verduras representan la primavera, y el agua de sal en que se mojan representa las lágrimas que derramó el pueblo de Israel durante su opresión en Egipto.

Huevo

Un huevo duro representa la ofrenda festiva en el templo durante una fiesta importante.

La copa de Elías

Copa que se llenaba de vino y se dejaba para Elías, el profeta que había de retornar como heraldo del Mesías. Se creía que el Mesías iba a venir durante la Pascua.

Plato ritual

        1 huevo duro  rábano blanco (“de caballo”)

         hueso de cordero    perejil         

         jaróset

Plato fuerte

Como plato fuerte es aceptable cualquier carne (excepto el cerdo). El cordero y el pollo son dos carnes que los judíos usan comúnmente, pero también puede ser res o pescado. También se necesita un poco de cordero (o bien un hueso) para el plato ritual.

Platos adicionales

Las verduras y el postre son flexibles, como el plato fuerte. El jaróset sirve de ensalada, y el pan sin levadura reemplaza al pan corriente leudado. Debe haber suficiente pan sin levadura para que las personas puedan usarlo para acompañar la comida (sabe bien con mantequilla).

Entremés

Cada persona puede tener para sí misma un huevo duro para mojarlo en el agua de sal.

Artículos ceremoniales

pan sin levadura                agua de sal                        apio                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       rábano blanco                     jaróset

Vino festivo

Para usarlo en las cuatro bendiciones, pero también para tomar durante la cena.

Recetas para el jaróset y el pan sin levadura

Receta básica para el jaróset

Ingredientes

3 manzanas grandes y firmes 

1 taza de nueces en trocitos

⅓ taza de vino de uvas dulces 

1 cucharadita de canela

2 a 3 cucharaditas de miel de abejas

Procedimiento

Pique bien las manzanas y las nueces y luego mezcle con el resto de los ingredientes. Rinde 2¼ tazas de jaróset, lo cual, en porciones pequeñas, alcanza para 10 o 12 personas.

Otra receta para el jaróset

Ingredientes

7 manzanas

1 taza de pasas

100 g de almendras rebanadas o nueces picadas

½ botella de vino tinto, preferiblemente dulce 

2 naranjas picadas, con algo de su cáscara canela (menos de 1 cucharada)

Procedimiento

Tanto las manzanas como las naranjas deben estar bien picadas; la idea es que al final quede una especie de pasta.

Remoje las pasas en el vino para suavizarlas. Mezcle vigorosamente pequeñas cantidades a la vez de pedacitos de manzana y de naranja, pasas y vino. Vaya mezclando hasta que se hayan usado todos los ingredientes. Añada la canela y las almendras o nueces. Refrigere por un rato. Rinde para 8 a 10 personas.

Receta para el pan sin levadura (matsoth)

En hebreo el pan sin levadura se llama matsá (sustantivo femenino), en plural matsoth. Comercialmente se consigue como matzo.

Ingredientes

  1. taza (250 ml) de agua
  2. tazas de harina integral (o blanca, o mezcladas)

2 cucharadas de aceite de oliva u otro aceite vegetal                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    1 cucharadita de sal

Procedimiento

Coloque el agua en un tazón de mezclar de tamaño regular y añada los demás ingredientes. Mezcle primero con una cuchara, y  luego con la mano. Amase durante un minuto o dos, hasta asegurarse de que la masa esté suficientemente firme como para manipularla bien; si no lo está, agregue un poco más de harina.

De la masa haga una bola y córtela a la mitad. Salpique un poco de harina en una tabla, y con un rodillo haga de cada pieza de masa un círculo grande y delgado (ojalá de no más de 5 mm de espesor, pues de otro modo al hornearse quedará crudo en el centro). Coloque cada círculo en una lámina de hornear, después de haber salpicado la lámina levemente con harina o haberla engrasado un poco. Hornee las matsoth a 190°C (375°F) durante unos 40 minutos o algo más, hasta que estén empezando a dorarse y estén tostaditas. De este modo resultan dos tortas grandes de unos 30 cm de diámetro o algo más. Para hacer tortas más pequeñas (por ejemplo para el séder, de unos 12 cm de diámetro), corte la bola de masa en más pedazos al principio; de todos modos es posible que para el            séder convenga duplicar las cantidades. Lo normal es comer este pan, puesto que no ha crecido, en forma de tortas planas y no en forma de bollo.

Cómo poner la mesa

Desde el principio del séder deben estar colocados sobre la mesa los siguientes artículos:

Hierbas verdes: Pedacitos de lechuga o perejil, suficientes para que cada persona toma un poquito o un puñado.

Hierbas amargas: Por lo general el rábano blanco, que se usará en la ceremonia para mojar; suficiente para cada persona.

Pan sin levadura: Suficiente para que cada persona tome al menos un pedazo; tal vez más.

Tazoncitos de agua de sal: Para mojar las hierbas verdes y el huevo duro; deben estar colocados sobre la mesa de tal modo que queden accesibles a todos.

Jaróset: Colocado en uno o más tazones o fuentes.

Vela festiva: Puesta cerca de la cabecera de la mesa, donde se vaya a sentar el Asistente (junto al Líder).

Copa de Elías: Una copa adicional llena de vino, colocada cerca de la cabecera de la mesa, que no se consumirá durante la cena.

Copa para vino: Para ser usada como copa común.

Vino

Bandejas ceremoniales: Las dos deben estar puestas frente al que dirige.

  1. Plato del séder: Un plato grande que contenga un huevo duro, un hueso grande de cordero, algo de hierbas amargas, un pedazo de perejil y un poco de jaróset. El contenido de esta bandeja es exclusivamente ceremonial, y no se consumirá durante la cena.
  2. El pan de aflicción: Un plato que contenga tres piezas de pan sin levadura, cada una envuelta individualmente en una servilleta, y apiladas una sobre otra. Al igual que el plato del séder, estas piezas de pan sin levadura son ceremoniales y no se consumirán durante la cena.

Esquema del rito cristiano de la Cena Pascual

I.        Bendiciones iniciales

  • (Canto) Encendido de la vela
    • Consagración de la fiesta

Primera copa de vino, la “Copa de Santificación” (que consagra al Señor la celebración)

  • Las hierbas verdes

II.     Recitación del relato de la liberación de Egipto

  • Proclamación inicial
    • Las cuatro preguntas
    • La respuesta

Explicación de la liberación de Egipto                                           Explicación de los símbolos de la Pascua

  • Canto de alabanza (Canto)
    • Segunda copa de vino, la “Copa de Salvación”

III.   La cena festiva

  • Acción de gracias por el pan sin levadura y las hierbas amargas
    • Cena
    • (Canto) Bendiciones después de la cena

Tercera copa de vino, la “Copa de Bendición”

IV.   Conclusión

  • Alabanzas finales
    • Bendición de la cuarta copa, la “Copa de Alabanza”
    • (Canto)

El rito cristiano de la Cena Pascual

El “Líder” es el cabeza de la casa, por lo general el padre de la familia. El “Asistente” es la persona que viene después del Líder en autoridad o en edad, generalmente la madre de la familia. El “Grupo” son todos los miembros de la familia y los visitantes que estén presentes.

Bendiciones iniciales

  Encendido de la vela

(Canto.) El Asistente preside habitualmente el Encendido de la vela.     Después de un canto inicial, el Asistente dice las siguientes oraciones:

ASISTENTE: Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura de malicia y perversidad, sino con los panes sin levadura de pureza y verdad.

Padre celestial, en honor de tu Hijo, luz del mundo y autor de la vida, nos disponemos a encender la luz para la Pascua de Cristo. En este día tú nos liberaste de la esclavitud del pecado, y nos hiciste herederos de tu Reino celestial. Que nuestra celebración de su victoria en este día esté llena de tu paz y de bendiciones celestiales. Muéstranos tu gracia, y haz que tu Santo Espíritu habite entre nosotros con toda su riqueza.

Padre de bondad, continúa derramando sobre nosotros tu misericordia. Haz que seamos dignos de caminar en el sendero de tu Hijo, fieles a tu enseñanza e inquebrantables en el amor y en el servicio. Mantén lejos de nosotros toda ansiedad, oscuridad y tristeza, y concédenos que la paz, la luz y la alegría moren siempre en medio de nosotros.

GRUPO:     Porque en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.

El Asistente enciende la vela, y extendiendo las manos hacia ella dice las siguientes bendiciones:

ASISTENTE: Bendito seas, Señor Dios nuestro, que rescataste un pueblo para ti mediante la sangre de tu Hijo, y diste cumplimiento a las Escrituras al resucitarlo de entre los muertos.

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que nos llenas de gozo al encender la luz para la fiesta de la Pascua de Cristo.

GRUPO: Amén.

Consagración de la fiesta (Primera copa, la “Copa de Santificación”)

El Líder vierte vino en la copa, y teniéndola levantada dice la siguiente bendición:

LÍDER:           Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que has creado el fruto de la vid.

GRUPO:  Amén.

LÍDER:    Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que nos elegiste en Cristo antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en tu presencia. En tu amor, oh Dios, nos das tiempos de alegría, fiestas y temporadas de regocijo, especialmente este día de la fiesta de la Pascua de Cristo, el tiempo de nuestra libertad. Damos la bienvenida a este tiempo con alegría, y lo consagramos a la celebración de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, y de la salvación que hemos alcanzado en él. Mira con bondad a tus siervos y muéstranos tu gloria. Bendito seas, oh Señor Dios nuestro, que favoreces a tu pueblo en los días que apartamos para tu honra.

GRUPO:  Amén.

El Líder bebe de la copa y la pasa a los presentes.

Las palabras de Lucas 22:14-18 se refieren probablemente a esta primera copa de vino, la “Copa de Santificación”. Esas palabras pueden leerse mientras se va pasando la copa, o bien el Líder puede hacer una pausa y pasar enseguida a la siguiente oración.

[«Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los apóstoles con él y les dijo: “Ardientemente he deseado comer esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios.” Y, tomando una copa, después de pronunciar la acción de gracias, dijo: “Tomen esto, repártanlo entre ustedes; porque les digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.”» (Lucas 22:14-18)]

La hierba verde

Todos toman un pedacito de perejil o de lechuga y lo mojan en el agua de sal. Luego el Líder recita la siguiente bendición, después de la cual todos comen la hierba:

LÍDER:  Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que has creado el fruto de la tierra.

GRUPO: Amén.

Recitación del relato de la liberación de Egipto

Proclamación inicial

El Líder levanta el plato ceremonial que contiene las tres piezas de pan sin levadura, y descubre la pieza de arriba. Mientras sostiene el plato lee la siguiente proclamación:

LÍDER: Este es el pan de la aflicción que comieron nuestros padres en la tierra de Egipto. Todos los que tengan hambre, que vengan y coman. Todos los necesitados, que vengan y celebren la Pascua con nosotros. Que sea la voluntad de Dios el redimirnos de toda tribulación, de todo pecado y de toda esclavitud. Que el año próximo para este tiempo, nosotros y todos nuestros hermanos y hermanas podamos sentarnos en la mesa en la Nueva Jerusalén y gozar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

El Líder vuelve a colocar el plato sobre la mesa, cubre el pan, y llena por segunda vez la copa de vino.

Las cuatro preguntas

El varón de menor edad que esté presente se pone de pie y lee las siguientes cuatro preguntas:

VARÓN MENOR:     ¿Por qué esta noche es diferente de todas las demás noches?:

Todas las demás noches comemos ya sea pan con levadura o pan sin levadura;

¿Por qué esta noche solo comemos pan sin levadura?

Todas las demás noches comemos toda clase de   verduras;

¿Por qué esta noche comemos especialmente hierbas amargas?

Todas las demás noches, no mojamos hierbas en ninguna salsa;

¿Por qué esta noche las mojamos en agua de sal y en jaróset?

Todas las demás noches, comemos sin hacer fiestas especiales;

¿Por qué esta noche celebramos este rito de Pascua?

La respuesta

Explicación de la liberación de Egipto

LÍDER:       En otro tiempo nosotros éramos esclavos del faraón en Egipto, y el Señor nuestro Dios nos sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo. Ahora bien, si Dios no hubiera sacado de Egipto a nuestros padres, entonces todavía seríamos esclavos del faraón en Egipto. Por lo tanto, aunque todos fuéramos sabios y gente de gran entendimiento, y aunque todos fuéramos ancianos y conocedores de la Ley, siempre tendríamos el deber de narrar la historia de nuestra salida de Egipto. Y cuanto más cuente uno la salida de Egipto, más digno de elogio será.

Y para nosotros que sabemos que Cristo, el verdadero Cordero pascual, nos ha redimido de la opresión del pecado y de la muerte, también vale la afirmación: Cuanto más cuente uno la salida de Egipto, más digno de elogio será.

Entonces el Líder lee el siguiente pasaje de Deuteronomio 26:5-9. Debe hacer un comentario del pasaje, describiendo primero el éxodo original de Egipto que se relata en el libro del Éxodo, y luego explicando cómo este halla su cumplimiento en Cristo. Lo mejor es leer primero el pasaje entero, y luego ir leyéndolo otra vez versículo por versículo y hacer un comentario después de cada versículo.

5 Mi padre Jacob era un arameo errante, que bajó a Egipto y se estableció allí como emigrante, siendo pocos aún, pero allí se convirtió en un pueblo grande, fuerte y numeroso. 6 Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura esclavitud. 7 Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestro gritos, vio nuestra indefensión, nuestra angustia y nuestra opresión. 8 El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror,  con signos y prodigios, 9 y nos trajo a este lugar, y nos dio  esta tierra, una tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 26:5-9)

Mi padre Jacob era un arameo errante, que bajó a Egipto  y se estableció allí como emigrante, siendo pocos aún.

Antecedentes en Génesis 45–47.

Pero allí se convirtió en un pueblo grande, fuerte y    numeroso.          

                                                    Antecedentes en Éxodo 1:7.

Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura esclavitud.

                                                               Antecedentes en Éxodo 1:8-22.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestros gritos, vio nuestra indefensión,  nuestra angustia y nuestra opresión.

                                                              Antecedentes en Éxodo 3:1-12.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y prodigios.

                Antecedentes en Éxodo 5–11.

Y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.

A continuación el Líder va recitando la siguiente acción de gracias, y después de cada breve estrofa el grupo responde con la antífona: «Ya habría sido suficiente para nosotros.»

LÍDER:        Si él nos hubiera sacado de Egipto,

y no hubiera ejecutado su juicio contra ellos,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si hubiera ejecutado su juicio contra ellos, y no hubiera dividido el mar ante nosotros,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si hubiera dividido el mar ante nosotros,

y no hubiera ahogado en él a nuestros opresores,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si hubiera ahogado en él a nuestros opresores,

y no nos hubiera ayudado durante cuarenta años en el desierto,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera ayudado durante cuarenta años en el desierto,

y no nos hubiera alimentado con el maná,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera alimentado con el maná,

y no nos hubiera llevado hasta el Monte Sinaí,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera llevado hasta el Monte Sinaí, y no nos hubiera dado la Ley,

Ya habría sido suficiente para nosotros

Si nos hubiera dado la Ley,

y no nos hubiera introducido en la Tierra Prometida,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera introducido en la Tierra Prometida, y no nos hubiera dado el Templo,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera dado el Templo,

y no nos hubiera enviado a su Hijo el Mesías,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si nos hubiera enviado a su Hijo el Mesías,

y no lo hubiera entregado a morir por nuestros pecados en la cruz,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si hubiera entregado a su Hijo a morir en la cruz,

y no lo hubiera resucitado victorioso de entre los muertos,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Si lo hubiera resucitado de entre los muertos, y no nos hubiera enviado su Espíritu Santo,

Ya habría sido suficiente para nosotros.

Por eso, cuánto más hemos de estar agradecidos por las ilimitadas bendiciones del Dios lleno de misericordia: que nos sacó de Egipto, ejecutó su juicio contra ellos, dividió el mar ante nosotros, ahogó en él a nuestros opresores, nos ayudó durante cuarenta años en el desierto, nos alimentó con el maná, nos llevó hasta el Monte Sinaí, nos dio la Ley, nos introdujo en la Tierra Prometida, nos dio el Templo, nos envió a su  Hijo, lo entregó a morir por nuestros pecados en la cruz, lo resucitó victorioso de entre los muertos, y nos envió su Espíritu Santo.

El siguiente pasaje entre corchetes está tomado de un sermón pascual del siglo II, de Melitón de Sardes. Este pasaje puede omitirse si  se quiere abreviar el rito:

[Jesucristo es la Pascua de nuestra salvación. Fue llevado como cordero y sacrificado como oveja. Él nos liberó de la esclavitud del mundo, como de la tierra de Egipto. Él nos arrancó de la opresión del diablo como de la mano del faraón, y selló nuestras almas con su propio Espíritu y nuestros cuerpos con su propia sangre.

Este fue el que cubrió a la muerte de vergüenza y el que precipitó al diablo en el luto, como hizo Moisés con el faraón. Este fue el que dio el golpe mortal a la iniquidad y le arrebató a la injusticia sus hijos, como Moisés dejó sin hijos a Egipto. Este fue el que nos liberó de la esclavitud y nos hizo pasar a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía a un reino eterno, y el que hizo de nosotros un nuevo sacerdocio y un pueblo escogido para siempre. Este es la Pascua de nuestra salvación.]

Explicación de los símbolos de la Pascua

LÍDER: Rabbí Gamaliel decía: «Aquel que no explica los siguientes tres símbolos durante el séder de Pascua no ha cumplido su deber: el cordero pascual, el pan sin levadura, y las hierbas amargas.»

VARÓN MENOR: El cordero pascual que comían nuestros padres en los días del templo, ¿qué razón de ser tenía?

LÍDER: Es que el Santo —que bendito sea— pasó por alto las casas de nuestros padres en Egipto y dejó con vida a nuestros primogénitos, como está escrito: «Si sus hijos les preguntan: “¿Qué significa este rito para ustedes?”, ustedes les responderán: “Es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto, hiriendo a los egipcios y protegiendo nuestras casas.” Entonces el pueblo se postró para adorar» (Éxodo 12:26-27).

Y el verdadero Cordero pascual es Jesucristo, que entregó su vida como sacrificio en la cruz, tal como está escrito: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29), y también: «Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado» (1 Corintios 5:7).

VARÓN MENOR: Y este pan sin levadura que comemos, ¿qué razón de ser tiene?

LÍDER: Es porque no hubo tiempo de que a nuestros antepasados les creciera la masa de su pan en Egipto, antes de que el Rey de Reyes, el Santo —que bendito sea—, se les manifestara y los redimiera, tal como está escrito: «Cocieron la masa que habían sacado de Egipto en forma de panes sin levadura, pues aún no había fermentado; porque los egipcios los echaron y no pudieron tomar víveres ni provisiones para el camino» (Éxodo 12:39).

Y el verdadero pan sin levadura es la pureza y la santidad de una vida que se vive en Cristo, tal como está escrito: «Así, pues, celebremos la Pascua, no con la levadura vieja de la corrupción y la maldad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad» (1 Corintios 5:8).

VARÓN MENOR: Y estas hierbas amargas que comemos, ¿qué significado tienen?

LÍDER:           Es porque los egipcios les amargaron la vida a nuestros padres en Egipto, tal como está escrito: «Les amargaron la vida con el duro trabajo del barro y los ladrillos y con toda clase de faenas del campo; los esclavizaron con trabajos crueles» (Éxodo 1:13-14).

Y la verdadera hierba amarga es el sufrimiento y el dolor del pecado que Cristo saboreó en lugar nuestro, tal como está escrito: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. El castigo que nos trajo la salud cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron» (Isaías 53:4-5).

En todas las generaciones, cada uno de nosotros debe pensar en sí mismo como si hubiera salido de Egipto personalmente, como dice la Escritura: «Ese día se lo explicarás a tu hijo así: “Esto es por lo que el Señor hizo por mí cuando salí de Egipto”» (Éxodo 13:8). Porque no fue solamente a nuestros padres a quienes redimió el Santo —que bendito sea—; sino que también nos redimió a nosotros con ellos, como está escrito: «A nosotros nos sacó de allí, para introducirnos y darnos la tierra que prometió con juramento a nuestros padres» (Deuteronomio 6:23).

Canto de alabanza

LÍDER: Por lo tanto es nuestro deber dar gracias y alabar con cantos y oraciones a Aquel que realizó todas estas maravillas a favor de nuestros padres y a favor de nosotros. Él nos trasladó de la esclavitud a la libertad, de la angustia al gozo, de la pena a la fiesta, de la oscuridad a su luz admirable. ¡Por eso, cantemos para él un cántico nuevo! ¡Alabemos al Señor!

Aquí se puede incluir un canto o un tiempo de alabanza. (Canto.)

La segunda copa (la “Copa de Salvación”)

El Líder levanta la copa y dice la siguiente bendición:

LÍDER:           Bendito seas, Señor Dios nuestro, que nos redimiste de Egipto a nosotros y a nuestros padres, y nos hiciste llegar a este día para comer pan sin levadura y hierbas amargas. Que siempre nos regocijemos en tu salvación y digamos: «¡Alabado sea el Señor!»

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que has creado el fruto de la vid.

GRUPO: Amén.

El Líder bebe de la copa y la pasa alrededor de la mesa.

La cena festiva

Acción de gracias por el pan sin levadura y las hierbas amargas

El Líder toma una pieza de pan sin levadura y la bendice con las siguientes palabras:

LÍDER:  Los ojos de todos te están aguardando, oh Señor, y tú les das la comida a su tiempo.

GRUPO: Abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente.

LÍDER:  Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del Universo, que haces que la tierra produzca el pan.

GRUPO: Amén.

LÍDER:           Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que nos diste el mandato de comer el pan sin levadura.

GRUPO: Amén.

El Líder rompe el pan en pedacitos pequeños y distribuye un pedacito a cada persona.

Las palabras de Mateo 26:26 probablemente se refieren a este punto de la ceremonia. Dichas palabras pueden leerse mientras se rompe y se reparte el pan sin levadura, o bien el Líder puede hacer una pausa y pasar enseguida a la oración siguiente.

[«Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a sus discípulos y les dijo: “Tomen, coman: esto es mi cuerpo”» (Mateo 26:26).]

Cada persona pone un poco de hierbas amargas y de jaróset entre dos pedazos de pan sin levadura.

LÍDER:   Combinemos el pan sin levadura y las hierbas amargas, como está escrito: «Lo comerán con panes sin levadura y con hierbas amargas.»

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que nos diste el mandato de comer hierbas amargas.

GRUPO: Amén.

Entonces todos comen el pan sin levadura con hierbas amargas y jaróset; pueden también comerse el huevo duro si hay para cada uno.

La cena

En este momento se comparte la cena festiva.

Bendiciones después de la cena

(Canto.) Aquí se puede incluir un canto. Se llena de vino la tercera copa (la “Copa de Bendición”).

LÍDER:  Bendigamos al Señor.

GRUPO: Bendito sea el nombre del Señor ahora y por siempre.

LÍDER:  Bendigamos a nuestro Dios, porque hemos participado de su generosidad.

GRUPO: Bendito sea nuestro Dios, porque hemos participado de su generosidad, y por su bondad tenemos vida.

LÍDER: Bendito seas, Señor Dios nuestro, que alimentas al mundo entero con tu bondad, tu gracia, tu amor fiel y tu misericordia. Por tu gran bondad los alimentos nunca nos han faltado. Que no nos falten jamás, por el honor de tu gran nombre, pues tú nutres y sustentas a todos los seres y haces bien a todos, y provees alimento a todas tus criaturas que tú mismo has hecho. Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que das alimento a todos.

GRUPO:      Bendito sea su nombre por siempre.

LÍDER: Bendito seas, Señor Dios nuestro, pues por tu gran misericordia hemos nacido de nuevo a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para recibir una herencia sin mancha, que no se corrompe ni se marchita. Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, porque nos das nueva vida en tu Hijo.

GRUPO:      Bendito sea su nombre por siempre.

LÍDER:           Oh Señor Dios nuestro, ten misericordia de tu pueblo que pertenece a tu Hijo y que es la morada de tu Espíritu. En este tiempo en que celebramos la Pascua de Cristo, concédenos que el pueblo cristiano en todo el mundo se regocije grandemente por tu salvación y crezca en la unidad por la cual oró Jesús la víspera de su sacrificio. Concédenos también que los que pertenecemos a   ____________[2] irradiemos ese gozo y seamos un signo de esa unidad y un medio para su crecimiento. Que todo tu pueblo sea renovado en el poder de tu Espíritu, para que estemos sin mancha ni defecto y preparados para el retorno de tu Hijo. Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que gobiernas y edificas a tu pueblo y eres la fuente de nuestra alegría.

GRUPO:      Bendito sea su nombre por siempre.

El Líder levanta la copa y dice la siguiente bendición:

LÍDER:           Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que has creado el fruto de la vid.

GRUPO:      Amén.

El Líder bebe de la copa, la pasa alrededor de la mesa, y la vuelve a llenar.

Las palabras de Mateo 26:27-29 probablemente se refieren a este punto de la ceremonia. Dichas palabras pueden leerse mientras se pasa la copa, o bien el Líder puede hacer una pausa y pasar enseguida a las oraciones conclusivas.

[«Después tomó la copa, pronunció la acción de gracias y dijo: “Beban de ella todos; porque esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y les digo que desde ahora ya no beberé del fruto de la vid hasta el día que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.”» (Mateo 26:27-29)]

Conclusión

Si se desea abreviar la ceremonia, se puede omitir la parte que esté entre corchetes en la siguiente lectura:

LÍDER: [El alma de todos los seres vivientes bendecirá tu nombre, oh Señor Dios nuestro; el espíritu de toda carne por siempre adorará y exaltará tu nombre, oh Rey nuestro. Aun si nuestra boca se llenara de cantos como el mar y nuestra lengua se hinchiera de cánticos como las olas y nuestros labios de alabanzas como los cielos, y nuestros ojos estuvieran llenos de luz como el sol y la luna, y nuestras manos extendidas como las alas de las águilas del cielo, y nuestros pies fueran veloces como los de las gacelas, aun así no podríamos darte gracias como es debido, oh Señor Dios nuestro y Dios de nuestros padres, ni podríamos alabar tu nombre una milésima parte o aun una diezmilésima parte de lo debido, por la gran bondad que has otorgado a nuestros padres y a nosotros.

Tú nos redimiste de Egipto, oh Señor Dios nuestro, y de la casa de servidumbre nos liberaste. En la escasez nos alimentaste, en la abundancia nos sustentaste, de la espada nos salvaste, de la peste nos libraste, de la grave enfermedad nos preservaste.

Por eso los miembros que has formado en nosotros, y el espíritu de vida que has infundido en nosotros, y la lengua que has puesto en nuestra boca, todos te darán gracias, te alabarán, te enaltecerán, te glorificarán, te exaltarán, te adorarán, te santificarán y tributarán soberanía a tu nombre; porque toda boca te dará gracias, y toda lengua te rendirá homenaje; y toda rodilla se doblará ante ti, y todo ser viviente se postrará ante ti; todos los corazones te reverenciarán, y todas las almas cantarán a tu nombre.]

Tu eres Dios por el poder de tu fuerza, engrandecido por la gloria de tu nombre, omnipotente para siempre, e inspiras temor por tus hazañas. Tú eres el Rey entronizado y enaltecido en lo más sublime. Por la boca de los rectos serás alabado, y por las palabras de los justos serás loado; por la lengua de los fieles serás exaltado, y en medio de los santos serás santificado.

 Bendito seas, oh Señor, Rey exaltado en alabanzas.

GRUPO:         Amén

        El Líder levanta la cuarta copa (la “Copa de Alabanza”) y dice la siguiente bendición:

LÍDER: Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que has creado el fruto de la vid.

El Líder bebe de la copa y la pasa alrededor de la mesa.

LÍDER: Aquí termina la ceremonia de la Cena Pascual. Así como fuimos dignos de celebrarla este año, que también podamos realizarla en los años venideros. ¡Oh tú que eres Puro en lo más alto de los cielos, llévanos con gozo a la Jerusalén celestial! ¡Maranatha; ven, Señor Jesús!

Se puede concluir con un canto. (Canto)


[1] Material tomado, con leves modificaciones, de El culto familiar, Ediciones Ágape, San José, 1992.

[2] Se dice aquí el nombre de la comunidad, grupo o familia