No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.
Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.- Romanos 12:2
– por Tom Caballes
¿Alguna vez te has preguntado por qué no es fácil ser cristiano hoy en día? ¿Por qué es difícil ser santo? ¿Por qué es tan duro traer a otras personas a Dios? ¿Por qué es tan complicado resistir la presión de tus pares?
Una gran razón es que vivimos en un mundo imperfecto. Es como si al entrenar un equipo de rugby, básquetbol o cricket; te enfrentaras a un rival que tiene un hombre más en el campo; o peor aún con varios de tus jugadores lesionados e incluso algunos trabajando para el equipo contrario (¡echando a perder el juego!). Lo mismo sucede con la batalla diaria por la santidad: es extremadamente difícil ganar la batalla porque los números están en nuestra contra. Es una batalla cuesta arriba. “Todos lo están haciendo, ¿por qué yo no?” No es solo que el enemigo está en todas partes, sino que también está dentro nuestro: en nuestra naturaleza humana pecaminosa, la carne.
“Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.” (1 Juan 2:16).
El increíble salmón
La vida del salmón es muy interesante. Empezando en los ríos de agua dulce, tienen un ciclo de vida normal como huevos y alevines hasta eventualmente llegar a vivir en el mar. Pero una vez que llegan a la madurez, tienen una resolución absoluta de volver a su lugar de desove, a veces a cientos o miles de kilómetros de distancia. El viaje de regreso a su lugar de nacimiento pareciera ser una tarea imposible, llena de peligros, trampas y obstáculos, además de que deberán nadar contra la fuerte corriente de los ríos. Muchos salmones mueren en su trayecto al ser cazados y devorados por osos y aves de presa. Otros chocan contra piedras, troncos y otros obstáculos en el camino y mueren. A veces tienen que nadar en aguas poco profundas simplemente para sobrevivir el trayecto. Pero nunca se detienen ni descansan en su camino contra corriente – entonces ella los alejaría de su destino. Lo más increíble es que para llegar a su lugar de origen tienen que saltar río arriba, en cataratas y a veces más de una. Muchas veces fallan en estos saltos, pero perseveran hasta sobreponerse a la catarata o morir en el intento. Contra todo pronóstico, muchos de ellos llegan a su lugar de desove y se ponen los huevos que se convertirán en los alevines de la siguiente generación de salmones. ¡Podríamos decir que tenemos suerte de no ser salmones!
Pero somos cristianos. Y, ¿adivina qué? Los números están muy en tu contra si estás convencido de seguir a Dios. Y hay una corriente muy fuerte que está arrastrando la faz de la tierra. Una corriente de maldad, inmoralidad y pecado descarado y no tan descarado. En el mundo en que vivimos prevalece la aceptación y la práctica de valores ajenos a Dios.
Realmente no sé quién está en una mejor situación: el salmón que va río arriba hacia su sitio de origen o nosotros, los cristianos, tratando de vivir santamente en un mundo imperfecto.
Busquen… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.(Hebreos 12:14). Dios desea que busquemos la santidad a cualquier costo porque sin la santidad no podremos ver al Señor. No te equivoques, el mundo en el que vivimos es imperfecto. Tenemos que buscar la santidad activamente si queremos acercarnos a Dios pues el mundo no nos la va a servir en bandeja de plata, en cambio nos pondrá obstáculos y trabas en el camino. Es extremadamente difícil ganar la batalla, y debemos aprender del salmón: a tener una resolución absoluta, venga lo que venga, de llegar a nuestro “lugar de origen”: el cielo.
La lucha por la santidad se da en varias áreas de nuestra vida. Nuestros corazones, nuestras mentes, nuestra voluntad. Estos son frentes de batalla donde la mayoría de las peleas se ganan o se pierden. La batalla por la santidad toma lugar en nuestros deseos, nuestras emociones, nuestras actitudes, nuestro juicio y nuestro razonamiento, nuestras relaciones, nuestra forma de hablar, nuestras memorias y nuestro pasado así como nuestro uso de los medios de comunicación.
Nuestra estrategia para ganar la lucha por la santidad
Para poder ganar la batalla por la santidad en nuestras vidas necesitamos una buena estrategia. Debemos tener un plan de batalla específico para tener éxito. A continuación hay algunos planes de acción específicos que podemos poner en práctica:
- Cede al poder de Dios – pídele fuerza y poder al Espíritu Santo. Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes (Santiago 4:7).
- Comprométete cada día a dar muerte a la carne. De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.(Romanos 6:11-12).
- Decide se santo cada día. Haz esta oración: “Señor, hoy quiero ofrecerte mi día. Quiero consagrarlo a ti, quiero ser santo y deseo ser santo hoy. Este día hago una alianza con mis ojos ante ti, Señor.” (ver Job 31:1).
- Cuida tu corazón en todo momento, presta atención a cuándo vienen las tentaciones, cuáles son tus puntos débiles y huye. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad. (1 Timoteo 6:11). Si el salmón deja de nadar se lo llevará la corriente; si bajas la guardia, caerás.
- Toma consciencia de tus pensamientos y somételos a Cristo. No endulces ni justifiques tu pecado. Llámale pecado al pecado y no te pongas excusas. Considérate muerto al pecado. [Repite para ti mismo: “Yo ya no hago esas cosas. He muerto a esas cosas”] “Llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5).
- Da cuentas de tu vida ahora – ¡vive a la luz! Haz compromisos y da cuentas a otros de esos compromisos. Podemos ayudarnos unos a otros, no juzgar sino ayudar. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas(Efesios 5:8-11).
Un día, todo lo que hacemos en la oscuridad será traído a la luz; Dios expondrá nuestros pensamientos y acciones secretos. Es mejor dar cuenta de ellos ahora (cuando podemos cambiar) que cuando Dios nos juzgue. Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. (Hebreos 4:13). - Deshazte de todo rencor, resentimiento, falta de perdón y vive en libertad. Todas estas son cadenas que nos tienen prisioneros y no nos dejan crecer en santidad.
- Llena tu mente con la palabra de Dios. Como dice en Filipenses 4:8: “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.”
- Cuida tus ojos en todo momento, especialmente con los medios de comunicación. “Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer”. (Job 31:1)
- Desarrolla buenos hábitos santos. Para los cristianos nuevos esto incluye hábitos como la oración, lectura bíblica, servicio. Para cristianos más experimentados, hábitos como la sencillez, la generosidad, morir a uno mismo, la humildad, ser como cristo en todo lo que haces, eso te ayudará a crecer.
- Revisa tu día antes de dormir. ¿Cómo te fue hoy en la lucha por la santidad? ¿Perdiste alguna batalla y hay algo de lo que necesitas arrepentirte?
- Para los casados, decide ser un “hombre de una sola mujer” o una “mujer de un solo hombre”. No deberíamos tener relaciones especiales o íntimas con alguien del sexo opuesto que no sea nuestro cónyuge, incluyendo las fantasías y la imaginación. Para todos los hombres, Dios desea que tratemos “a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:2) y lo mismo aplica para las mujeres en su relación con los hombres. Para los solteros: ofrécele tu sexualidad diariamente a Dios y decide ser casto en todas tus relaciones. A menos que estés en una relación de cortejo, en preparación para el matrimonio, no deberías tener una relación especial o íntima con nadie del sexo opuesto, incluyendo las fantasías y la imaginación.
- Evita las situaciones y circunstancias que no ayuden a la pureza. “La cera se derrite ante el fuego”. Una trampa en la que muchos cristianos caen diariamente es el área de los medios de comunicación, especialmente con el uso del internet. Aunque hay muchas cosas buenas disponibles, también hay cosas malas, donde el mundo y la carne pueden causar confusión en nuestras vidas. Tienes que rendir cuentas de cómo usas el internet.
- Vive en el presente y no en el pasado. No revivas los “pecados de tu juventud”. Considérate muerto al pecado, incluyendo tus pecados pasados. Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio.(2 Timoteo 2:22).
- Sé paciente, nunca te rindas. Esta batalla dura toda la vida. Persevera, como el salmón.
La respuesta a un mundo imperfecto: la comunidad cristiana
Vivir en comunidad cristiana es una gran bendición para cualquiera que desee seguir a Dios. La comunidad cristiana es un antídoto, una contracultura, lo opuesto a lo que el mundo nos ofrece. Si nos comparamos con el salmón, es una “contracorriente” que hace más fácil el trayecto. Aunque las comunidades y sus miembros son imperfectos, nos dan una alternativa y un lugar en donde podemos experimentar amor, aceptación, cuidado y apoyo al esforzarnos por la santidad. No estamos solos, estamos lado a lado con hermanos y hermanas que se atreven a “nadar contra corriente a nuestro lado”. Son gente que puede ayudarnos a rendir cuentas de nuestra vida y de quienes podemos recibir guía y ayuda práctica en lugar de juicio o condenación.
He estado en comunidad cristiana desde hace tanto tiempo que a veces la doy por sentada. Una vez pensé qué sería de mi vida si hubiera decidido no seguir a Cristo en comunidad cristiana, y puedo ver los resultados a mi alrededor: Placeres temporales y pasajeros, romper la ley, depresión, tinieblas, falta de propósito para mi vida, familia y relaciones rotas, todo tipo de adicciones y enfermedades, entre otras cosas. Una vida de delicias a corto plazo pero con miseria y desesperación a largo plazo, sin sentido de dirección. Todo esto resumiría mi vida ahora, si no hubiera insistido en buscar una vida de santidad en comunidad cristiana.
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Tom Caballes es el Administrador Mayor Nacional y Coordinador Nacional El Cordero de Dios, una comunidad de la Espada del Espíritu con 7 ramas en Nueva Zelanda. Tom también dirige Kairós Nueva Zelanda, un programa de misión para jóvenes de colegio, universidad y después de la universidad. Tomado de El Baluarte Viviente edición de cuaresma 2013. Usado con permiso.