– por Bill y Maida Brown
Oímos al Señor que nos decía:
“¡Cuando no tengas nada, entonces me tendrás a Mi! ¡Cuando no puedas depender de nada; trabajo, dinero, riquezas, comida, etc., ¡entonces realizaras que Yo existo! ¡Realizaras que Yo soy el Creador y Proveedor de todas las cosas”!
De pronto, de un día para el otro, todos nos encontramos con esta Pandemia del Coronavirus. Casi todos estamos todavía sorprendidos e incrédulos ante tal situación. Mientras pasan los días comenzamos a ver nuevas realidades ante nuestros ojos. Nuestros países en un paro total, negocios cerrados, nuestras calles antes abarrotadas de tráfico, ahora casi vacías y muchos como escondidos en nuestras casas por miedo a contagiarnos por este enemigo que no podemos ver. Nuestra vida alterada, Asambleas de Oración, grupos pastorales y nuestras celebraciones de apertura del Dia del Señor canceladas o con intentos de tenerlas virtualmente. Algunos de los nuestros ya han sido diagnosticados con el Virus y los demás no estamos seguros si puedan tenerlo también.
¿Qué pasara en el futuro? ¿Pasará esto como una pesadilla de la cual te despiertas y gracias le das a Dios por haber tenido solo un mal sueño, o estaremos acercándonos a un periodo de caos y oscuridad mundial?, nadie sabe. No sería la primera vez que algo así le haya pasado a la humanidad, pero ¿estamos preparados?
¿Estamos preparados para depender solo de EL? Nosotros, nos podemos estar preguntando; ¿Es Dios quien creo esta crisis como creo las plagas en Egipto? El uso esas plagas, para protegerlos y para sacarlos de la esclavitud de donde no podían ya salirse. No sabemos, pero por lo menos En nuestro caso; nos podemos preguntar, ¿Él ha permitido que ocurra? ¡El no intervino para evitar que pasara!, ¿intervendrá?
Quizás simplemente solo dejo que pasara, sin El hacer nada.
¿Podría ser que El Señor una vez más está protegiendo a su creación y que no comprendemos todavía como es que lo está haciendo? ¿Querrá El que pasemos por este tiempo de zozobra? ¡Es obvio que como humanidad Él no es la fuerza central que nos motiva como humanidad? Y nosotros, tendremos que preguntarnos si hemos estado viviendo a plenitud el llamado de hijos e hijas de nuestro Dios Padre. Él envió a su Hijo único, nuestro Salvador, que entrego su vida para salvarnos y para establecer su Reino entre nosotros.
¿Estaremos, dentro de otra sutil estrategia del maligno, acomodándonos a esta esclavitud amoral, egoísta y hedonista que también nos alimenta a nosotros con placeres y oportunidades de triunfo a nuestro ego? ¿Los que nos llamamos discípulos, podemos estar genuinamente satisfechos que hemos dado lo suficiente de nosotros mismos por Su ideal y misión?, quizás pudiéramos argumentar que si hemos hecho mucho.
La Espada del Espíritu fue iniciada y levantada por El para cumplir con una misión particular. Fuimos establecidos por El, a través de una Alianza, de la cual poco a poco nos revela su importancia. Entre otras cosas esta Alianza nos ha unido como una nación, un pueblo sin fronteras, una misma cultura de amor y un ejército de constructores llamados a edificar, mantener y expandir este “Baluarte”, especialmente para los más débiles. Esa es nuestra misión.
En estos tiempos, como siempre, necesitamos ponernos de pie y en fe renovar su Alianza con nosotros. Tenemos que reconocer nuestras faltas y arrepentirnos y con la cara en alto responder ante tal oportunidad delante de nosotros de pelear en fe, la buena batalla por El, por nuestro Pueblo y por Su honor.
Dios le ordeno a su Pueblo esclavo en Egipto que sellaran todas sus casas, que ellas tuvieran la marca de la sangre del cordero, para cuando el Angel de la Muerte pasara, ellos fuesen salvos, y así ocurrió.
Nosotros debemos de responder de la misma forma en este nuestro tiempo, Espada del Espíritu, sella tus casas y sella tu corazón, ahora no con la sangre de un cordero cualquiera, pero con la marca de la Alianza del Cordero, que Dios ha hecho con nosotros. El la hizo con nosotros, nos la ofreció y cada uno de nosotros la aceptamos y la hicimos nuestra.
Primero debemos arrepentirnos si nos hemos mezclado mucho o poco con el “mundo”, sus comodidades y sus dioses y el Señor, siempre listo para recibirnos, nos recibirá y nos limpiará. Su protección estará con nosotros, pues somos su propósito.
Al igual que El protegió a su Pueblo en Egipto también nos protegerá a nosotros, en este, nuestro Egipto.
Confiemos que Él nos traerá más fuertes, mejor preparados y más convencidos a “nuestra Tierra Prometida”, con una visión más clara y con un corazón más dispuesto a darlo todo. El, nuestro Señor y modelo, lo dio todo por nosotros.
Su plan aún no se ha realizado plenamente y nuestra misión no ha terminado.
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Bill y Maida Brown son miembros y líderes de la comunidad La Nueva Jerusalén en Miami FL, EEUU. Usado con permiso.