Homenaje a Chale Mántica
Fecha: 7 de abril, 2020

– por Jean Barbara

Yo conocí a Chale primeramente por su reputación. Escuché historias sobre sanación y liberación que lo involucraban. Yo pensaba: ‘¡este debe ser un gran hombre de Dios!’.

Luego, lo conocí al inicio de los noventas en las Asambleas Internacionales de la EDE y me impresionó su celo y su sabiduría.

Más tarde serví con él en el año dos mil en un equipo de visitación a la comunidad de Vitoria, España y descubrí su corazón de pastor.

Algunos años después, él me invitó a pasar una semana en su casa en Managua. Ahí conocí a Chale del modo en que le conocen sus amigos: me introdujo a la poesía nicaragüense, a la literatura y la música; también me llevó en un par de tours para visitar varios lugares hermosos de Nicaragua y probar la mejor comida de la ciudad. Conocí a un hombre que ama la belleza del arte y de la creación de Dios. Durante esa semana, él no me ocultó sus debilidades, sus limitaciones ni sus defectos.

Con la vida de Chale, me di cuenta, una y otra vez que el Señor escoge hombres y mujeres ordinarios para construir su reino y les da dones extraordinarios para hacerlo. Chale usó estos dones para construir una ciudad espiritual, una comunidad de hombres y mujeres en Managua y más allá en ciudades de Nicaragua y América Latina.

El Señor también le encomendó a Chale un papel muy importante, un rol de salvavidas cuando la comunidad internacional, La Espada del Espíritu, pasaba por tiempos muy difíciles. Yo sé que el Señor también utilizó a Chale para jugar un papel un muy importante en su propio país y en la Iglesia. Creo que todos le debemos algo a Chale, lo sepamos o no, lo hayamos visto o no.

Una vez Chale me dijo que si dejaba de creer en milagros no sería capaz de construir comunidad cristiana. Hace diez años cuando empecé a construir una comunidad en Alepo, Siria, un sacerdote católico se me acercó y me dijo que esta era una misión imposible. Le contesté “Yo sé”. Luego agregué: “pero yo creo en el poder de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. Diez años más tarde, esta comunidad está muy bien. Chale me escribía con frecuencia para preguntarme sobre esta comunidad. Ofreció ayuda financiera y en oración pues él decía que tanto él como la Ciudad de Dios están comprometidos en alianza con esta comunidad que nunca han visitado. Yo creo que la comunidad en Alepo, Emmanuel, sobrevivió la guerra e incluso creció en número gracias a las personas como Chale, y a los abundantes milagros que Dios ha hecho en medio de ellos, y especialmente porque su Señor, nuestro Señor ha resucitado de entre los muertos.

Descansa de tus labores, Chale. ¡La promesa de la resurrección de los muertos ya es tuya!

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Jean Barbara es un coordinador de la comunidad Pueblo de Dios en Beirut, Líbano. Actualmente sirve como Presidente Internacional de la Espada del Espíritu.

Carlos (Chale) Mántica fue un líder y fundador de la comunidad Ciudad de Dios en Managua, Nicaragua. Sirvió como Presidente Internacional de la Espada del Espíritu durante un período en los años 1990s.