– por Jeanne Kun

¿Quién está más indefenso que un niño recién nacido? Sin embargo, Jesús no dudó en compartir nuestra humanidad, y su nacimiento fue solo la primera manifestación de su humildad – ese vaciamiento de sí mismo que Él abrazó libremente por nuestro bien, el perdón de nuestros pecados. Pues “Cristo Jesús…  quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.” (Filipenses 2:5-7). Como Teódoto de Ancira explicó muy elocuentemente en una homilía que predicó en el Concilio de Éfeso (431 D.C.):

El Señor de todo viene en condición de siervo. Viene como un hombre pobre, para no asustar a aquellas personas que intenta capturar como un cazador. El nació en un desconocido pueblo, escogiendo deliberadamente una morada humilde. Su madre es una muchacha ordinaria, no una gran señora. Y la razón para esta condición tan rebajada es para poder atrapar suavemente a la humanidad y llevarnos a la salvación. Si él hubiera nacido rodeado del esplendor de una rica familia, los no-creyentes hubieran dicho que la faz del mundo fue cambiada por el poder de la riqueza. Si hubiera nacido en Roma, la ciudad más grandiosa, hubieran atribuido su el cambio al poder de sus ciudadanos… [Pero] él eligió nada más que la pobreza y un entorno hostil, todo lo que era común y ordinario, así como (para la mayoría de la gente) desconocido. Y esto fue así para que se viera claramente que solamente Dios puede transformar el mundo. (“En el Día de la Natividad del Señor”)

La humildad de Jesús no solo se manifestó en su nacimiento, sino a lo largo de toda su vida. Él vivió la vida de un hombre común y nos dio un ejemplo para que nosotros sigamos en nuestro servicio los unos por los otros. Finalmente “se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” (Filipenses 2:8).

Lee y reflexiona en oración estos pasajes bíblicos adicionales que describen ejemplos del servicio humilde de Jesús que estamos llamados a imitar:

Afirma el Señor: “Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra.” (Isaías 66:2)

[Jesús dijo:] “el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.” (Mateo 18:4)

[Jesús dijo:] “El más importante entre ustedes será siervo de los demás. Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Mateo 23:11-12)

Jesús llamó a los apóstoles y les dijo: “Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:42-45)

Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes”. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. (1 Pedro 5:5-6)

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Jeanne Kun es una autora y líder en la Comunidad Palabra de Vida en Ann Arbor MI, USA y es miembro de la Asociación Betania de hermanas que viven solteras para el Señor en la Espada del Espíritu. Este artículo apareció originalmente en God’s Promses Fulfilled, La Palabra entre nosotros. © 2006. Adaptado de El Baluarte Viviente Diciembre 2014. Usado con el permiso de la autora.