Una perspectiva sobre nuestra historia

La siguiente carta fue elaborada por un grupo de hombres y mujeres líderes de la región norteamericana de la Espada del Espíritu. La carta contiene algunas reflexiones sobre nuestra historia y algunos de los cambios que hemos realizado en nuestros enfoques durante los últimos treinta años.

Esta carta no constituye un análisis exhaustivo de todos los cambios específicos que hemos realizado, ni aborda nuestra situación actual en relación con las dolorosas acusaciones de abuso sexual y los procesos civiles que se están llevando a cabo en Michigan. Estos temas se abordan en otras comunicaciones de la EDE.

La finalidad de esta carta es más limitada. Nuestros objetivos son dos:

  1. responder a preguntas específicas que han llegado de miembros, amigos y algunos de nuestros críticos;
  2. dar una visión general de la evolución de algunas prácticas y enfoques de la EDE a lo largo de nuestros cincuenta años de historia.

Nuestro movimiento no es un movimiento perfecto, ni nosotros somos personas perfectas, ni mucho menos. Esperamos que lo que se adjunta pueda trazar de alguna manera nuestros siempre imperfectos intentos de cambiar y responder fielmente al llamado de Dios. Que todos crezcamos en caridad, humildad y amor por el pueblo de Dios mientras seguimos sirviéndole como discípulos de Jesús y miembros de la Espada del Espíritu.

2 de agosto, 2023

Querido amigo en Cristo,

Le escribimos esta carta porque se nos ha pedido que expliquemos ciertos desarrollos en la historia de la Espada del Espíritu (EDE). Hace varios años, estos avances fueron dialogados entre los miembros de las comunidades establecidas en la EDE. Algunos de estos avances fueron brevemente anotados en nuestra publicación titulada Derramaré Mi Espíritu, que fue lanzada durante nuestro 50 aniversario. Sin embargo, dado que ese libro sólo ofrece una visión general de la historia, la presente carta pretende proporcionaros material complementario, en concreto:

  1. cambios que se implementaron en la EDE en respuesta a lo que algunos han llamado la «década difícil», hace más de 30 años;
  2. signos alentadores y avances en la EDE que han ocurrido en la última década.

Las décadas de 1970 y 1980: Rápido crecimiento y celo juvenil

A principios de los años 70, las comunidades de alianza surgieron de la Renovación Carismática. Durante esos años, hubo muchas bendiciones: conversiones, ministerios, curaciones, publicaciones, conferencias y programas de evangelización, junto con una nueva comprensión del llamado a los laicos a evangelizar. Fue una época de esperanza sin límites y de rápido crecimiento. La EDE surgió como una federación internacional de comunidades de alianza que comenzó en 1983 como un esfuerzo por animar y unir a las comunidades que se estaban desarrollando a partir de este movimiento. En la década de 1990, había crecido hasta contar con 16 comunidades en todo el mundo.

Al mismo tiempo, también se cometieron errores y prácticas pastorales que perjudicaron a los miembros de algunas de nuestras comunidades. Entre ellos, un planteamiento del cuidado pastoral que a veces se extralimitaba, un énfasis excesivo en la autoridad pastoral, un cierto elitismo, una falta de comprensión de cómo funcionaba la presión de grupo, un enfoque insuficiente de la integración con nuestra iglesia local, y un planteamiento demasiado prescriptivo de los roles de hombres y mujeres. Había problemas reales en varias comunidades que debían abordarse en diálogo con la iglesia más amplia para poder llegar a la reconciliación. A todos los miembros actuales y anteriores que se hayan visto perjudicados por alguna de estas prácticas, queremos expresarles nuestro pesar y pedirles perdón.

Los problemas no eran los mismos en todas las comunidades. Sin embargo, es una realidad que no negamos, y que condujo a una época de turbulencia en el movimiento de las comunidades de alianza a finales de los años 80 y principios de los 90. Durante estos años difíciles, aprendimos que el entusiasmo que sentíamos por lo que Dios estaba haciendo en nosotros y entre nosotros tenía que moderarse con una mayor humildad y equilibrarse con sabiduría y prudencia. En parte, esto se debió a nuestra juventud: muchos de nuestros primeros líderes tenían entre 20 y 30 años. La EDE tiene ahora cincuenta años y ha adquirido no sólo un poco más de sabiduría, sino también conocimientos y experiencia. En estos años hemos implementado una serie de buenas prácticas. Dicho esto, lamentamos profundamente los problemas causados por errores del pasado y queremos propiciar la curación y la reconciliación en cualquier relación siempre que podamos.

Principios de la década de 1990: Implementación de límites a la autoridad 

La turbulencia llevó a la EDE a tomar una serie de decisiones y cambios, a partir de 1991. Estos cambios pretendían abordar áreas de nuestra vida que necesitaban reformas y un mayor equilibrio. Entre estos cambios se encontraban los siguientes: 

  • Menos centralización. Implantamos una forma de gobierno más descentralizada que hace a cada comunidad responsable de su propia vida. La EDE no tiene autoridad para dictar cambios a las comunidades locales. Valoramos la autonomía adicional que tiene cada comunidad, a pesar del costo de que los acuerdos y las decisiones se tomen más lentamente.
  • Autonomía local. Como resultado de la descentralización, se refuerza el principio de subsidiaridad. Las decisiones comunitarias se toman localmente, aunque haya aspectos de nuestra vida que se comparten internacionalmente. 
  • Ecumenismo. Tratamos de ayudar a todos nuestros miembros a comprender y aplicar las enseñanzas de la Iglesia en materia de ecumenismo. Esto incluye evitar un enfoque del ecumenismo basado en el «mínimo común denominador». Todos nuestros miembros se comprometen a participar activamente en la vida de su parroquia o congregación. Esto no es opcional para nuestros miembros. Para nuestras comunidades ecuménicas, ofrecemos un curso que resalta la belleza, las oportunidades, los retos y los límites de nuestro llamado ecuménico. Y para nuestras comunidades católicas, ofrecemos conferencias sobre las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre el ecumenismo, prestando mucha atención al Decreto sobre el Ecumenismo del Concilio Vaticano II, así como a Ut Unum Sint de San Juan Pablo II.

Finales de la década de 1990: Implementación de nuevos cambios

La EDE ha seguido evolucionando significativamente desde entonces. Se han reforzado las siguientes áreas:

  • Participación en las decisiones importantes. Determinamos que las decisiones o compromisos fundamentales sólo pueden modificarse con la aprobación de la mayoría de los miembros de la comunidad. Por ejemplo, el documento que delinea nuestros compromisos con la EDE fue aprobado por el 96% de los miembros individuales en 1995.  
  • Clarificación del cuidado pastoral. Clarificamos nuestro enfoque pastoral para que haga hincapié en caminar unos junto a otros de forma solidaria. Refleja una forma de acompañamiento descrita por el Papa Francisco en (Evangelii Gaudium, 173) en la que los discípulos caminan a su lado y se animan mutuamente. Revisamos nuestros cursos de formación de agentes pastorales para hacer hincapié en la necesidad de reconocer el discernimiento y la autonomía del individuo a fin de reflejar esta comprensión.
  • Matrimonio y vida familiar. Destacamos un mayor respeto por la primacía y santidad del vínculo matrimonial y la libertad de los esposos para tomar decisiones por el bien de su familia más allá de lo que han acordado en nuestra alianza (por ejemplo, la oración en familia, honrar el Día del Señor y la comunicación regular con el cónyuge). Reconocemos que, en el pasado, cuando las parejas empezaban a salir y a prepararse para el matrimonio, nuestro enfoque era a veces demasiado reactivo a las tendencias contemporáneas. Sin dejar de mantener un ideal de castidad, nuestro cuidado pastoral en este ámbito se ha vuelto más respetuoso con el papel de la atracción y el discernimiento personal en la elección del cónyuge. Nos anima el hecho de que, en nuestros cincuenta años de historia, nuestro índice de éxito matrimonial se sitúa alrededor de un 97%.
  • Equilibrio entre celo y sabiduría. La historia de las comunidades religiosas en la Iglesia revela la tensión dinámica entre los miembros que desean un alto nivel de compromiso y los que no encuentran ese tipo de intensidad vivificante. En el desarrollo de comunidades adaptadas a las exigencias de los laicos en el mundo, hemos tenido que luchar con esta tensión. Los primeros años estuvieron plagados de ideales inalcanzables para muchos de nuestros miembros. Hemos adoptado un enfoque más moderado de nuestro estilo de vida. Empezamos a utilizar la palabra «adecuada» para describir nuestra forma de vivir la vida comunitaria: estamos llamados a vivir esta vida adecuadamente y no a presionar a la gente para que intente hacer algo para lo que no se siente llamada o equipada.

Hoy en día: Matizar nuestros planteamientos y hacer frente a los nuevos problemas.

  • Salvaguardar a nuestros niños. Todas las comunidades de la EDE se han comprometido a establecer y aplicar políticas integrales de protección de menores en sus comunidades y programas. Las comunidades y los programas deben seguir las leyes de los países en los que residen, sin excepción. Las personas que trabajan con niños deben recibir formación y someterse a una verificación de antecedentes. Estas políticas han sido redactadas por expertos externos, tanto hombres como mujeres, entre ellos un experto del Vaticano en estos temas.
  • Elección de líderes y proceso de apelación. Las comunidades que son miembros plenos (aquellas que han pasado por un proceso de formación y discernimiento, a diferencia de las comunidades que se están considerando ser miembros de la EDE) han implementado un proceso de votación para los coordinadores mayores (líderes generales de la comunidad local): el coordinador mayor es elegido por los miembros de cada comunidad local. Los miembros también tienen derecho a apelar las decisiones tomadas por sus líderes locales, utilizando un proceso acordado. 
  • Límites de edad y mandato. Los miembros del Comité Ejecutivo Internacional de la EDE y los presidentes de cada una de las Regiones de la EDE (América del Norte, Europa/Oriente Medio, Iberoamérica y Asia) deben dejar sus cargos al cumplir los 70 años. El establecimiento de este ejemplo a nivel internacional pretende ser un estímulo para que las comunidades locales tomen decisiones similares. Actualmente se está debatiendo sobre el límite de mandatos, y varias comunidades ya lo han implantado para sus líderes principales.
  • Mujeres en el liderazgo. Valoramos mucho la contribución de las mujeres en nuestras comunidades. Con el fin de incorporar más plenamente la perspectiva y los dones de nuestras líderes mujeres, y para reforzar la colaboración con los líderes hombres, hemos integrado más ampliamente a las mujeres en la toma de decisiones de liderazgo.

Creemos que la EDE tiene hoy prácticas pastorales más equilibradas que en los primeros años de nuestra vida en común. Al igual que las personas maduran a lo largo de cincuenta años, lo mismo ha sucedido en la EDE. Hemos pasado de ser más jerárquicos a un estilo de liderazgo que enfatiza la fraternidad y el ser hermanos unos de otros. Si todavía existen prácticas o pautas culturales que no ayudan, queremos cambiarlas para que todos puedan vivir en la libertad de los hijos e hijas de Dios. Queremos ser fieles al llamado que el Señor nos ha hecho en la EDE y abrazar el cambio, abordar las preocupaciones y evolucionar como el Señor desea.  

Una perspectiva más amplia: La Iglesia y las comunidades carismáticas

La Iglesia ha encontrado valor y belleza en el movimiento de las comunidades de alianza. En la actualidad, muchas de nuestras comunidades bien establecidas disfrutan de sólidas relaciones y del apoyo de nuestros obispos locales. Incluso, muchas comunidades locales han recibido aprobación canónica como asociaciones privadas de fieles. La mayoría de nuestras relaciones con otros líderes cristianos tienen lugar a nivel local, y estas expresiones de base son quizá las más importantes para nuestra vida, pero también hay algunas formas destacadas en las que nuestro movimiento ha empezado a servir a la iglesia en general. Nos complace que el Dicasterio Vaticano para la Vida Familiar, bajo la dirección del Papa Francisco, invitara a Jean Barbara, Presidente de la EDE, a formar parte de la junta de Charis, formada por 24 líderes que sirven a la Renovación Carismática en toda su diversidad por todo el mundo. Jean fue invitado precisamente por su liderazgo en la EDE.  Asimismo, el Obispo Peter Smith, miembro de la Comunidad People of Praise (que no forma parte de la EDE) también fue invitado a servir como miembro de Charis. Estos nombramientos demuestran que la comunidad carismática es valorada por la Iglesia Católica y tiene un papel que desempeñar dentro y fuera de la Renovación Carismática.

Nuestro objetivo como miembros de la Iglesia en la EDE es construir y fortalecer el cristianismo en general. Hoy en día, los miembros de la comunidad sirven a sus congregaciones y parroquias de muchas maneras: como sacerdotes, diáconos, profesores, miembros de hermandades religiosas. En la actualidad, más de setenta y cinco hombres y mujeres se han consagrado al Señor mediante un compromiso de celibato de por vida, tanto en ambientes ecuménicos como católicos. Otros sirven como educadores y administradores en escuelas cristianas de primaria y secundaria, como profesores en colegios, universidades y seminarios. Los miembros sirven en programas de formación de discipulado de adultos laicos, en el personal de la iglesia, como líderes de retiros, y como defensores en el movimiento pro-vida. Se anima a todos los miembros de la EDE a ser parte de la Nueva Evangelización en el contexto de la Iglesia a través de un testimonio de vida santa, testimonio personal y la participación en las obras de misericordia corporales y espirituales, y la santificación del orden temporal.

Entre los antiguos miembros de nuestras comunidades y programas asociados en Estados Unidos se encuentran un obispo, más de 350 sacerdotes y religiosos (incluidos miembros de comunidades contemplativas), tres superiores religiosos actuales, la fundadora de una nueva orden religiosa, una asociación de sacerdotes diocesanos, rectores de seminarios y un director de formación diaconal, además de cientos, si no miles, de comulgantes diarios. Muchos de estos antiguos alumnos han expresado públicamente su agradecimiento por la formación y el apoyo que recibieron como miembros de las comunidades EDE y de los programas asociados.

Los movimientos laicos de renovación son parte de la Iglesia

En el siglo XX surgieron muchos movimientos laicos de renovación que han florecido, especialmente desde el Concilio Vaticano II. Cada uno de los tres últimos Papas ha afirmado la contribución positiva de estos nuevos movimientos y comunidades eclesiales, incluidos los asociados a la Renovación Carismática. San Juan Pablo II señaló que estos movimientos y comunidades «representan uno de los frutos más significativos de la primavera eclesial anunciada por el Concilio Vaticano II. Su presencia es alentadora porque muestra que esta primavera avanza y revela la frescura de la experiencia cristiana basada en el encuentro personal con Cristo.» El Papa Benedicto XVI expresó su apoyo, refiriéndose al surgimiento de estos movimientos y nuevas comunidades como «un don único del Señor y un recurso precioso para la vida de la Iglesia.» En numerosas ocasiones, el Papa Francisco nos ha alentado en la Renovación Carismática Católica, señalando que somos una «corriente de gracia» y una «gran fuerza» en la difusión del Evangelio, y que debemos «compartir el Bautismo en el Espíritu Santo con todos en la Iglesia.» Aunque nos sentimos inspirados por este apoyo, reconocemos que nuestro Señor llama a cada persona a la santidad de diversas maneras. Muchos católicos pueden no sentirse llamados a unirse a una comunidad carismática y vivirán su fe maravillosamente en otros contextos o movimientos. Somos simplemente parte de la gran obra que Dios está llevando a cabo en el mundo de hoy.

Por eso estamos agradecidos de haber sido llamados por el Señor para ser miembros de la EDE, profundamente conscientes de que es la misericordia del Señor la que nos llevó a través de nuestros primeros años tan llenos de celo, hasta los años humildes y desafiantes que impulsaron los cambios y la maduración necesarios.  Estamos igualmente agradecidos a los muchos amigos y líderes de la Iglesia que nos han aconsejado y ayudado en nuestro desarrollo, y estamos deseosos de nuevos caminos que el Señor necesita para formarnos y refinarnos en los años venideros. Con esperanza en el Señor, y por Su gracia, seguimos viviendo una vida de relaciones comprometidas y amorosas que nos impulsan a llegar a un mundo tan necesitado de la presencia salvadora y liberadora de Emmanuel: Dios con nosotros.

Con continuas oraciones,

Equipo de liderazgo de La Espada del Espíritu en Norteamérica