Mateo 2:11 “Vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron.”

Reunidos en adoración en torno al Único Señor

Lectura: 

Al verle, le adoraron.

Mateo 28:16-20

Reflexión:

Cuando los Magos desde sus lejanos países llegaron a Belén y vieron al niño con su madre, lo adoraron. Ante la presencia de Cristo, esta revelación de Dios entre nosotros, se bajan los ojos y las rodillas se doblan. Del mismo modo, que al ver la zarza ardiendo, Moisés cubrió su rostro, porque temía mirar a Dios. Cuando los discípulos vieron a Cristo resucitado en el monte de Galilea, estaban asombrados y confundidos; sin embargo, lo adoraron. En la liturgia celestial, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono. Así, al encontrarnos ante la presencia de Dios, la respuesta es: contemplación, seguida de asombro, que conduce a la adoración. 

Y nosotros, ¿lo vemos? ¿Nos asombramos? ¿En verdad lo adoramos? ¿Cuántas veces vemos sin percibir, y nuestros ojos se ciegan sin contemplar la presencia de Dios? ¿Cómo podemos adorarlo en verdad si, ante todo, no lo vemos? Con demasiada frecuencia, con nuestra visión tan estrecha, solo alcanzamos a ver nuestros enredos y desacuerdos y olvidamos que el mismo Señor nos ha dado su gracia salvadora a todos nosotros, y que compartimos un mismo Espíritu que nos conduce a la unidad. Frecuentemente, por orgullo, seguimos nuestras propias leyes y tradiciones humanas, mientras ignoramos el amor que estamos llamados a compartir como un pueblo que ha sido justificado por la sangre de Cristo, con una misma fe en Jesús como nuestro Salvador. 

Como comunidades de la Espada del Espíritu nos unimos al llamado de la Iglesia a caminar juntos hacia el Niño Jesús para rendirle honor como pueblo unido. El Espíritu de compasión nos guía a unos hacia otros y juntos, nos conduce a nuestro único Señor. Solo al seguir esta guía seremos capaces de «adorar en espíritu y verdad». Nuestro futuro en Dios es un futuro de unidad y de amor; nuestro camino hacia este destino debe reflejar esa misma verdad de unidad en Cristo. 

Oración: 

Dios compasivo, como hiciste con los ciegos, danos la visión para reconocerte como nuestro Salvador. En tu misericordia, quita las escamas de nuestros ojos y condúcenos, como discípulos tuyos, a adorarte como nuestro Dios y Redentor. Danos la capacidad de amarte con todo nuestro corazón. Haz que caminemos juntos guiados por tu luz, con un solo corazón y una sola mente, para que juntos, como Espada del Espíritu, te glorifiquemos y demos testimonio a todos los que nos rodean. Amén.

Testimonio Cristiano: Hijos de un mismo Padre

Mi nombre es Nihal Nasser. Soy del pueblo de Yafa-An Nasirat, en la Baja Galilea, un pueblo situado cerca de Nazaret, donde el Ángel Gabriel anunció a María que sería la madre del Mesías.

Pertenezco a la iglesia latina («latina» = católica romana occidental en contraste con otras denominaciones católicas orientales) y soy feligrés en la iglesia de mi pueblo. La historia de la parroquia se remonta al año 1862: la construcción del edificio parroquial comenzó en 1868 y concluyó en 1986. Hoy en día, la parroquia está formada por unas 360 familias de rito latino, de las cuales unas 50 viven fuera de los límites del pueblo. Tenemos 1,150 feligreses. En nuestro pueblo hay también una escuela parroquial que fue fundada en 1868 y está abierta a todos los habitantes del pueblo, de diferentes iglesias cristianas y a no cristianos también. Hoy en día, la escuela cuenta con 540 estudiantes que ahí reciben su educación.

Hay muchos grupos activos y vivos en esta parroquia como: Los Scouts desde 2016, la Legión de María, la Cofradía Mariana, la Cofradía de San Antonio y, desde el año 2000, las comunidades Neo-Catecumenales, además de otros grupos.

Los habitantes del pueblo de todas las denominaciones participan en estos grupos y en sus actividades. Durante las celebraciones de Pascua/Pascha, los feligreses de las distintas comuniones se saludan después de las celebraciones litúrgicas de Pascua: los feligreses latinos saludan a los feligreses ortodoxos griegos y viceversa.

Crecí en esta parroquia y siempre tuve el deseo de buscar el Amor Verdadero. En 2014, participé en un Seminario de Vida en el Espíritu, con la comunidad ecuménica Jesús Está Vivo en Amán. Volví de este seminario con el deseo de unirme a una comunidad y con la convicción de que debía pertenecer a una comunidad para crecer en mi vida espiritual. Desde ese día pertenezco a la comunidad Jesús Está Vivo.

Por un tiempo, durante mis estudios universitarios, no participaba en la Divina Liturgia del domingo en mi parroquia. Sin embargo, al comprometerme con la comunidad Jesús Está Vivo, también me había comprometido con mi iglesia, ya que, éste es uno de los elementos del compromiso con Jesús Está Vivo. Como resultado, esto me hizo volver a la parroquia de mi pueblo, para participar en la Divina Liturgia semanalmente y unirme a las fiestas y ceremonias religiosas. Este compromiso reforzó mi sentido de pertenencia a una misma iglesia, en lugar de ser miembro de una comunidad separada de mi parroquia.

La participación de varios cristianos (latinos y otros) en los diversos eventos y actividades de la parroquia refuerza el sentido de ecumenismo y de unidad entre la gente del pueblo de todas las denominaciones, de manera que nos sabemos hijos de un mismo Padre y que somos una misma iglesia a pesar de las diferentes denominaciones a las que pertenecemos cada uno.


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