Contenido diario

Introducción

Queridos hermanos y hermanas,

Como hemos hecho en años anteriores, nosotros, como Espada del Espíritu, queremos observar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos como un tiempo especial en el que nos dedicamos a orar «para que todos sean uno». Al interceder por todos nuestros hermanos cristianos y por los diversos esfuerzos ecuménicos que se están llevando a cabo en todo el mundo, esperamos también aumentar la conciencia y el aprecio por nuestro llamado ecuménico dentro de la Espada del Espíritu. 

El material que están leyendo refleja esta preocupación. Su propósito es ayudar a las personas, a las familias y a las comunidades a aprovechar este tiempo. Contiene un pasaje bíblico diario seguido de una reflexión, una breve oración y las intenciones específicas por las que orar en ese día. También incluimos varios testimonios de nuestras distintas comunidades en los que los hermanos comparten cómo viven tangiblemente nuestra vocación ecuménica conjunta.

La Asamblea de la Espada del Espíritu ha adoptado el siguiente objetivo como una de nuestras prioridades estratégicas para esta época de nuestra vida: «profundizar, ampliar y renovar nuestro llamado ecuménico: elevar el perfil, aumentar nuestra convicción y aumentar la apropiación por parte de nuestros miembros».  La vida y la visión ecuménicas que compartimos es uno de nuestros mayores dones. Al mismo tiempo, reconocemos que nos falta mucho para vivirlas plenamente y estamos convencidos de que el Señor tiene más para nosotros. Esta semana queremos reflexionar sobre cómo podemos avanzar personal y comunitariamente.

La estructura del material es la siguiente: el primer día servirá para recordar lo que el Señor nos ha llamado a ser en cuanto a la unidad de los cristianos. En los siete días siguientes trataremos de avanzar hacia un mayor compromiso (esta progresión se denomina a veces la «Escalera Ecuménica»). A continuación, examinaremos los obstáculos a la unidad, tanto en nosotros mismos como entre los cristianos en general: la indiferencia, o incluso, la hostilidad absoluta. A diferencia de esto, las Escrituras nos dan instrucciones claras para aprender no sólo a respetar, sino también a fomentar un espíritu de compasión y aceptación hacia los hermanos de otras tradiciones eclesiales. De hecho, aunque seamos de diferentes tradiciones, formamos el único cuerpo de Cristo, y eso tiene consecuencias importantes. Aunque trabajamos por el mismo objetivo, cada uno de nosotros es una parte diferente del cuerpo. Aunque podamos parecer diferentes unos de otros, son esas mismas diferencias las que nos obligan a reconocer nuestra interdependencia. Tenemos que «considerar a los demás como mejores que nosotros mismos» (Filipenses 2:1-4) y asegurarnos de luchar activamente por nuestra unidad y protegerla. ¡Qué hermosa realidad y qué hermoso llamado!

¡Que esta semana sea un tiempo especial para que el Señor actúe en nuestros corazones y nos hable de cómo quiere que contribuyamos a esta obra de unidad!

Damos las gracias al equipo que ha preparado este material, a los que han trabajado en las traducciones y, en especial, a Paul Beckman por haber escrito las reflexiones diarias, tan profundas y estimulantes.

Jean Barbara, presidente de la Espada del Espíritu

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