– por Elyssa Fawaz

Yo nací en el Líbano, de padre Ortodoxo Griego y madre Católica Griega y fui bautizada en la Iglesia Ortodoxa Griega y mis padrinos fueron un sacerdote Católico Romano y una monja. Estudié en escuelas Católicas y fui parte de coros y comunidades Maronitas. Por lo tanto, estaba acostumbrada a participar en varias iglesias dependiendo de la temporada o del servicio.

A pesar de que pasaba la mayoría de mi tiempo en la iglesia Maronita, no podía dejar de darme cuenta que el objetivo de las distintas tradiciones e iglesias cristianas era ayudar a la gente a ser testimonios vivos de la obra y el propósito de Dios. Esto se confirmó más adelante cuando me involucré en la comunidad El Pueblo de Dios, miembro de la Espada del Espíritu, que busca ayudar a los cristianos a vivir en unidad como hermanos y hermanas y apoyarse unos a otros para ser fieles en el llamado básico de la vida cristiana.

Al enfocarme en este llamado básico, fue claro para mí que la Espada del Espíritu anima a sus miembros a estar plenamente inmersos en sus respectivas tradiciones eclesiales y aprovechar las riquezas únicas de cada una. Fue entonces que me di cuenta de que yo tenía muy poco contacto con la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia en la cual recibí el sacramento del bautismo. Además de esto, y junto con el ánimo que recibí de mis hermanos y hermanas, decidí redescubrir la Iglesia de mi padre al empezar a participar de sus servicios, aunque me participación no fue exclusiva durante ese periodo.

Tuve muchas luchas al participar en servicios en distintas iglesias hasta que, un día, en la conferencia de Kairós ‘Dalej’ en Polonia, sentí que el Señor me hablaba mientras escuchaba una charla sobre la peregrinación ecuménica: Caminando juntos, trabajando por la unidad. Recuerdo que me conmovió mucho cuando el charlista explicó que el plan de Dios desde el principio era que fuéramos uno para reflejar la unidad de la Trinidad. Entendí también que el Espíritu Santo está trabajando para enriquecer nuestra vida conjunta al compartir las riquezas distintivas entre las diferentes tradiciones. Sin embargo, me pregunté: ¿cómo podía contribuir activamente con este fin y compartir las riquezas de mi Iglesia si no las conocía suficientemente bien? Así que, con una voluntad renovada, decidí empezar a amar y conocer «mi Iglesia» con un deseo y corazón indivisos. De ese día en adelante empecé a participar más fielmente de la Liturgia Ortodoxa Griega, a conocer gente ahí, a leer libros y hacer muchísimas preguntas; todo lo cual me llevó a entender más profundamente el llamado ecuménico de la Espada del Espíritu y mi humilde contribución al mismo.

Hoy más que nunca, como una Cristiana Ortodoxa, bendigo a Dios por su obra en la Espada del Espíritu, por nuestro llamado y cooperación ecuménicos para la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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Elyssa Fawaz es miembro de la comunidad Pueblo de Dios en Beirut, Líbano. Tomado del Folleto de la Espada del Espíritu para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019. Usado con permiso.