Estamos nuevamente en la semana de oración por la unidad de los cristianos. Este año nos estamos concentrando – y orando por – las principales corrientes del cristianismo en el mundo actual. Quisiera plantear la pregunta: ¿Cómo podemos apreciar mejor las riquezas de la gracia que se encuentran en otras tradiciones cristianas, y cómo podemos (y cómo logramos) aprovechar esas riquezas en nuestras comunidades de la Espada del Espíritu?

A veces se critica al “ecumenismo” por promover un Cristianismo del “mínimo común denominador”, algo así como una fe descafeinada con poco cuerpo y poco sabor. De hecho, casi nadie promueve un ecumenismo de mínimo común denominador. En nuestro enfoque ecuménico de la Espada del Espíritu decimos que:

No practicamos un ecumenismo de “mínimo común denominador”. A veces introducimos en nuestra vida en común elementos tomados de cierta tradición que no se encuentran en otra, como es el caso de la celebración de los tiempos del año cristiano. Queremos aprovechar los recursos de nuestras tradiciones, y damos por entendido que hay mucho que cada uno de nosotros puede aprender de nuestros hermanos y hermanas en otras iglesias.

Normalmente, en el lenguaje ecuménico de nuestras iglesias, esto se llama “un intercambio de dones”. El ecumenismo no solo es hablar con el otro ni aprender unos de otros: en su centro, es un intercambio de dones, inspirado por el Espíritu, mientras caminamos por el largo y difícil camino de la unidad. El Papa Benedicto XVI da testimonio de este intercambio de dones al decir que “el mutuo intercambio de dones desde nuestro patrimonio espiritual respectivo sirve para enriquecernos a todos”.

¿Qué significa esto en la práctica? Significa que tenemos que estar entusiasmados y listos para recibir aquello que vaya a edificar nuestra vida conjunta, aun cuando esos elementos no estén presentes en todas nuestras tradiciones. Un ejemplo de esto es la celebración de los tiempos cristianos, como el adviento y la cuaresma. Todos juntos abrazamos estos tiempos que solo son observados por algunas de nuestras tradiciones.

Otro ejemplo excelente es el don Pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo y el ejercicio de los dones espirituales. Por supuesto, hay testimonio de ellos en el Nuevo Testamento que todos compartimos, pero este regalo de gracia vino a nosotros gracias, en parte, al contacto directo con aquellos de la corriente Pentecostal del cristianismo. Muchos han enriquecido sus vidas a través de este don.

Un tercer ejemplo es el lugar destacado de las Escrituras en nuestra vida conjunta y el enfoque de la lectura bíblica en la oración personal. Por supuesto, todas nuestras tradiciones consideran la Biblia como la Palabra de Dios inspirada, pero es especialmente en el mundo protestante que es fuerte la práctica diaria de la lectura y estudio de la Biblia, y nosotros hemos heredado esta bendición en nuestras comunidades.

Sorprendentemente, también somos beneficiarios de las riquezas de los Judíos Mesiánicos en medio nuestro. ¿Cómo? Al adaptar las oraciones de Sabbath judío para celebrar el Día del Señor como cristianos – el día de la resurrección. La práctica de celebrar el día del Señor ha enriquecido grandemente nuestra vida conjunta alrededor del mundo.

El Señor ha bendecido nuestras comunidades como lugares donde se expresa abundantemente el “intercambio de dones” entre nuestras diversas tradiciones. Agradezcamos esta riqueza, oremos por las diversas corrientes del cristianismo y roguemos al Señor que nos lleve, paso a paso, a una unidad en Cristo cada vez mayor.

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El Dr. Dan Keating es un anciano de los Siervos de la Palabra y enseña en el Seminario Sacred Heart en Detroit, Michigan, EEUU.