Mateo 2:3 “Oyendo esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.”

La presencia de Cristo, pone al mundo de cabeza.

Lectura: 

Nosotros, pues, trabajábamos… desde la subida del alba hasta que salían las estrellas. 

Nehemías 4:18-21

Reflexión: 

El Señor ha venido a morar entre nosotros. La llegada de Cristo trastorna los caminos del mundo. En contraste con tantos líderes nacionales, el Señor viene con humildad a denunciar la maldad de la injusticia y la opresión que acompaña a la ambición de poder y estatus. La venida de Jesús invita a un cambio de corazón y a una transformación de vida, para que las personas se liberen de todo lo que las deshumaniza y les provoca sufrimiento. Jesús nos muestra que Dios está con los que sufren, porque cada persona tiene la dignidad de ser hijo amado de Dios. Así, la presencia de Jesús crea disturbios precisamente porque cuestiona a los ricos y poderosos que solo trabajan por sus propios intereses y descuidan el bien común. Pero, para los que trabajan por la paz y la unidad, la venida de Cristo trae una luz de esperanza. 

Cuando los cristianos trabajan unidos por la justicia y la paz, nuestros esfuerzos son aún más poderosos. La respuesta a nuestra oración por la unidad de los cristianos se hace visible a través de nosotros para que otros puedan reconocer la presencia de Cristo en el mundo de hoy. Con nuestras palabras y acciones, podemos llevar la luz de la esperanza a tantos que todavía viven en la oscuridad de la inestabilidad política, la pobreza y la discriminación tan injusta. La buena noticia es que Dios es fiel y él es quien siempre nos fortalece y nos protege del mal y nos inspira a trabajar por el bien de los demás, especialmente de quienes viven en las tinieblas del sufrimiento, el odio, la violencia y el dolor. 

Oración: 

Oh Señor, tú nos has guiado a salir de las tinieblas hasta Jesús. Has hecho brillar la estrella de la esperanza en nuestras vidas. Ayúdanos a estar unidos en nuestro compromiso de hacer realidad tu reino de amor, justicia y paz, de modo que seamos luz de esperanza para todos los que viven en la oscuridad, en la desesperación y la desilusión. Toma nuestra mano, Señor, para que podamos verte en nuestra vida diaria. Al seguirte, quita de nosotros el miedo y la ansiedad. Haz brillar tu luz sobre nosotros y enciende nuestros corazones con el fuego de tu amor. Tú, que te has despojado de ti mismo por nosotros, levántanos hacia ti, para que nuestras vidas te glorifiquen Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Testimonio Cristiano: Una estrecha colaboración 

Mi nombre es P. Mina Dimitri. Soy sacerdote de la Iglesia Copta cuyo nombre histórico es Iglesia de Alejandría. El Papa de mi Iglesia reside en Egipto, donde existe la mayor población de Coptos.

San Marcos, el evangelista, fundó esta Iglesia. Muchos padres, históricamente reconocidos, proceden de esta iglesia, como Orígenes, San Clemente de Alejandría, San Atanasio y San Cirilo. La Iglesia fue perseguida durante gran parte de su existencia y ofreció muchos mártires a lo largo de su historia.  La vida monástica, fundada en Egipto por San Antonio el Grande, sigue siendo hoy una parte fundamental de la Iglesia copta.  

Elegido en 2021, el líder actual de la Iglesia Copta, es el Papa Tawadros II. En Egipto hay alrededor de 20 millones de coptos ortodoxos. Además, hay iglesias coptas en todos los continentes.  Solo en Nueva Jersey y Nueva York tenemos más de 55 iglesias. En Estados Unidos, tenemos 13 obispos y cientos de sacerdotes.  Se trata de una expansión significativa, ya que, en los años 60, la Iglesia solo tenía dos sacerdotes en Norteamérica.  

La iglesia copta en Egipto lo es todo para los cristianos: es el lugar donde sirven, rezan, hacen deporte, comparten sus inquietudes y pasan las vacaciones juntos. Yo solía pasar al menos 6 días a la semana en la iglesia. Cuando me aburría, simplemente iba a la iglesia.  Es como un hogar para todos nosotros.  Probablemente sea porque durante mucho tiempo, los cristianos sintieron que no podían acceder a las mismas instalaciones que sus hermanos y hermanas musulmanes, así que la iglesia se convirtió en nuestro hogar.

Me crié y he sido miembro de la Iglesia toda mi vida. Es difícil definir un momento específico como punto de transformación, pero debo decir que conocer a un par de los «padres místicos» en el desierto de Egipto fue una luz significativa en mi vida.  Uno de los padres del desierto que conocí tuvo la gracia de leer mis pensamientos, lo cual fue abrumador, pero maravilloso.

En Egipto hay mucha colaboración entre las distintas comunidades cristianas, especialmente entre las iglesias católica y copta. Existe una estrecha colaboración entre muchas de las iglesias dado que la mayoría de las diócesis tienen un obispo y, la mayoría de los obispos celebran reuniones mensuales para que el clero discuta los temas y trabajen juntos. Pero también creo que la Iglesia tiene mucho trabajo por hacer en esta área.


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